El zafiro es más conocido por ser de color azul, pero también hay diversos colores como rosa, melocotón, blanco… los diferentes colores en esta gema se deben a impurezas de ciertos óxidos en su propio yacimiento.
De hecho, se podría decir que el rubí es un zafiro. ¿Cómo? Sí, aunque suene una locura, esto es así porque el rubí es un corindón (al igual que el zafiro, tienen la misma composición) sólo que en éste caso es un corindón de tono rojo. Para distinguirlo por su especial belleza se le ha denominado “rubí” quedando así el nombre de zafiro a todos los demás colores (incluidos los incoloros).
La intensidad del azul es el factor más importante. En general, los zafiros demasiado oscuros o demasiado claros son menos valiosos. El hierro y el titanio son los responsables del color azul. Pero cada yacimiento tiene su color característico, así que es realmente algo muy relativo.
La luz artificial o incandescente puede distorsionar mucho el verdadero color. La luz natural es la mejor para valorar un zafiro.
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El Taxador